Como no podía ser de otra manera, los Colts de Indianapolis vuelven a perder en casa y le regalan la victoria a unos Kansas City Chiefs que salen muy fortalecidos del Lucas Oil Stadium. Con todos los ojos puestos en las posibilidades que la floja AFC Sur otorga, los Colts fallaron estrepitosamente una vez más.
Tenemos un cabreo monumental. No es muy profesional dejar constancia por escrito de ello, lo reconocemos, pero como nadie nos paga por esto, tampoco es que nos importe demasiado. No esperéis una nota sesuda analizando el porqué del resultado: daría lo mismo. Los Chiefs son mucho mejor equipo que los Colts (como prácticamente cualquier otro de la NFL) y no tuvieron problemas para ganarles la partida. Simplificando mucho podemos llegar a una conclusión casi absoluta, y es que si Andrew Luck no tiene un buen día, no hay posibilidad alguna de llevarse la victoria.
Sin Jamaal Charles, su estrella en el backfield, sobre la que se vertebra la ofensiva, con un Alex Smith que por poco no se queda muñeco sobre el campo y tuvo que salir definitivamente la segunda vez que tuvo síntomas de conmoción, los de Kansas tuvieron siempre el ritmo del partido y no dejaron que los Colts intentaran darle la vuelta.
Se jugó mal en defensa. Se le permitió anotar 30 puntos a un equipo que jugó con su QB suplente durante gran parte del encuentro y que contó con sólo un corredor sano. Daban lo mismo los hándicaps que el rival pudiera mostrar, se estaban enfrentando a los Indianapolis Colts, actualmente, uno de los peores equipos de la liga.
Luck estuvo mediocre. Hilton desaparecido. Frank Gore lo peleó, como siempre, pero tampoco sirvió de mucho. El regreso de Moncrief no fue determinante en absoluto. La línea ofensiva estuvo totalmente perdida. Vimos algún destello de calidad ocasional, sobre todo en Jack Doyle, que no lo hizo nada mal, pero en general la ofensiva se quedó trabada en el campo y consiguió dos míseras anotaciones.
¿Dónde radica el problema? ¿Quién tiene la culpa de la situación actual del equipo? Sinceramente, parece que la cosa apunta en todas las direcciones. Desde el dueño, pasando por el general manager, hasta el entrenador principal, los coordinadores y los jugadores. Nadie se salva. Falla el esquema y falla la ejecución. Nunca pensamos que este fuera a ser el año de los Colts, pero los resultados son aún peores de lo que esperábamos. Ha llegado un momento (y miren que nos han tachado de optimistas en varias ocasiones) en el que unos resultados aún peores que le quiten la venda en los ojos a Jim Irsay y decida barrer la casa, no parecen tan mala solución después de todo.
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