miércoles, 4 de noviembre de 2015

No-remontada contra Carolina (Colts 26 - Panthers 29).



Nueva derrota en el casillero. Nuevo inicio lento. Nuevo intento de remontada fallido. El lunes por la noche, los Colts tuvieron en la mano derrotar a los imbatidos Panthers, pero como viene siendo habitual, el lastre del mal juego de los primeros cuartos hizo imposible la remontada. Los de la herradura vuelven a Indiana dando una imagen contradictoria, capaces de lo peor, pero a punto de darle la sorpresa a uno de los pocos equipos que aún quedan invictos.

Líderes de la división con un récord de 3-5, los Colts ven amenazada la temporada tras un partido que podría haber significado un cambio de rumbo si se llega a culminar la que hubiera sido una remontada memorable. Los Panthers salieron al campo con un plan de juego definido y preciso, dominaron durante los tres primeros cuartos, pero vieron que el encuentro se les ponía cuesta arriba en el último. Los de Indianápolis se revolvieron como una víbora y estuvieron cerca de darles el picotazo final. Tras un inicio de partido nefasto en ataque y gracias a que la defensa se mostró fuerte durante casi todo el encuentro, fueron capaces de armar lo que parecía que sería una remontada épica. Respondieron ante un resultado adverso y fueron capaces de alargar el partido hasta la prórroga.

Cam Newton es una bestia. Sobrehumano. Una estrella. Pero no tiene un cuerpo de receptores que le acompañe, y eso se ve cada vez que el ataque de Carolina salta al campo. Aparte del TE Greg Olsen, no hay nombres notables que lo acompañen. Por abajo, Newton volvió loca a la defensa, sobre todo en jugadas de corto yardaje, en las que impuso su poderío físico con una plétora de jugadas diseñadas para que saliera con el balón en las manos. Fue decisivo en un par de 4º y 1 y, además de una movilidad envidiable, mostró que tiene buen brazo, buena puntería y capacidad para mover a una ofensiva con éxito.

Los Panthers supieron cubrir perfectamente a los receptores de los Colts, sobre todo en los tres primeros cuartos. Aprovecharon el mal funcionamiento de la OL visitante para penetrar en el pocket y poner en apuros a Luck. Contuvieron con bastante eficacia, también, el juego de carrera.

Por su parte, los Colts volvieron a mostrarse tal y cómo lo han hecho a lo largo de este año. Tras un inicio, no lento, nefasto, con una ofensiva jugando a un nivel desastroso, tuvo que llegar el último cuarto para que, una vez más, se intentase darle la vuelta al partido por la heroica.

El resultado no es en absoluto justo para lo que esta defensiva demostró. Hay que tener en cuenta que gran parte de los puntos conseguidos por Carolina fueron culpa de la ofensiva, empeñada en todo momento de entregar el balón al rival y darle a Newton una posición de campo excelente.

La cobertura en secundaria y linebackers funcionó durante la mayoría del partido. Se cubrió bien a los receptores y no se permitió que Olsen o los RB saliendo a recibir crearan demasiado juego. Funcionó la línea defensiva, se frenó el juego de carrera con bastante eficacia, y se llegó incluso a penetrar en el pocket, llegando a tirar a Newton al suelo un par de veces. Bien Mathis, bien Walden, y al fin apareció el hasta ahora invisible Trent Cole, que hizo su mejor partido como Colt hasta el momento.

El problema estuvo al otro lado del balón, cuando los de la herradura atacaban. Durante los tres primeros cuartos, vimos a la misma ofensiva que hemos visto a lo largo de este año. Malos lanzamientos, malas decisiones, turnovers, pañuelos amarillos, en fin, un desastre. Andrew Luck no parece el mismo jugador durante los inicios de partido que cuando el reloj aprieta, y es algo que se está convirtiendo en un problema muy grave. Durante los tres primeros cuartos estuvo muy despistado. Su expresión corporal lo decía todo. Segundas y terceras lecturas totalmente agarrotado. Desesperación. Falta de puntería. Es cierto que luego desató el huracán y a punto estuvo de llevarse la victoria a casa, pero como ya hemos repetido hasta el cansancio, muchas veces ni eso es suficiente. Andy lo está pasando mal. No está jugando ni a años luz de su nivel. Toma malas decisiones. Regala el balón al contrario. No tiene puntería. Se oye que puede estar jugando con algún tipo de lesión en las costillas. Sin embargo, algo ocurre dentro de su mente hacia el final de los partidos que despierta a la bestia que lleva dentro, cambia la mentalidad, y se pone a jugar como sólo él sabe. Al final consiguió completar 23 de 47 intentos que lanzó para 231 yardas, 2 touchdowns y 3 señoras intercepciones. Estadísticas para observar con lupa, ya que durante los tres primeros cuartos Luck hizo su peor partido hasta hoy. Todo pasa por él. No nos cansaremos de repetirlo. Si Andy juega mal, todo se viene abajo.

Cuando nadie se lo esperaba, Andre Johnson salió de la cueva de oscuridad abismal en la que se esconde, despertó, y contribuyó con 4 recepciones para 81 yardas y un touchdown. Hilton, Moncrief y Allen, desaparecidos en combate. Coby Fleener consiguió 43 yardas en 7 recepciones y, eso sí, una anotación. Griff Whalen 5 recepciones para 48 yardas.

Frank Gore tuvo mucho más protagonismo. La lluvia, el mal juego aéreo y la promesa del cuerpo técnico de que iban a darle más veces el balón consiguieron que contara con 22 acarreos en los que hizo 81 yardas. Sufrió en varias de sus carreras, pero ayudó mucho a cansar a la defensa de Carolina y la obligó a cerrarse.

La línea salió como suele hacerlo: mal preparada, indisciplinada y sin proteger con eficacia a su QB. El fumble de Jonotthan Harrison en el primer drive del partido fue un jarro de agua fría, pero poco sorprendente. El suplente del lesionado Khaled Holmes ha dado muchas muestras de un control del balón durante los snaps sencillamente horrible. Unas credenciales de lujo para un center. Es cierto que poco a poco fueron calentando y, una vez que Luck arrancó motores, supieron reaccionar y seguirle el ritmo.

La misma historia de todo este año se repite. Un inicio lento que se dilata hasta el último cuarto. Un QB que parece no enterarse de lo que está pasando en el campo hasta que es demasiado tarde. Una defensa que aguanta el tipo hasta que se desmoraliza, se cansa y permite big plays y yardas en modo pasivo. Gracias al nivel de la división, los Colts se mantienen líderes y con opciones de pasar a playoffs, pero aún no han conseguido ganar a un sólo oponente que no sea de la AFC Sur. La semana que viene les visita un viejo conocido. Peyton Manning regresa una vez más a la que fuera su casa después de haberle enseñado al mundo que no estaba muerto, que estaba de parranda. Señores y señoras: esto es la NFL y aquí puede pasar cualquier cosa.

Como consecuencia del resultado, el primer movimiento en los despachos. Pep Hamilton ha sido destituido como coordinador ofensivo. Su selección de jugadas y la forma en la que ha desaprovechado el potencial de su ataque han conseguido que sea la primera de las víctimas en sufrir la ira de Jim Irsay. En su lugar tomará cargo de la ofensiva Rob Chudzinski, asistente de Chuck Pagano y ex-coordinador ofensivo de Panthers y Browns que puede ser el revulsivo que el equipo necesita. Un movimiento que si el tiempo lo permite, nos gustaría analizar más a fondo en alguna entrada durante los próximos días.

No queremos volver a ver a Andrew Luck con cara de pardillo lanzando intercepciones como un poseso. Esta franquicia tiene que darle la vuelta a la temporada de una forma u otra. No basta con jugar bien en el último cuarto. Llegar a la prórroga, marcar primero, y terminar el partido con una derrota dice mucho del juego en el que se asientan los cimientos del equipo. Cualquier otra cosa que nos quieran vender es pura palabrería.





Fotografía: Grant Halverson

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