miércoles, 28 de octubre de 2015

¡Three Amigos!



Los Colts de Indianápolis comenzaban la pretemporada con unas expectativas que los colocaban en lo más alto. Tras salir reforzados en la agencia libre y a pesar de un draft que planteaba ciertas dudas, muchos analistas los situaban como representantes de la conferencia americana en el Super Bowl. Sin embargo, el equipo no ha sabido responder al hype que los medios habían propiciado y que algunos aficionados habíamos creído a pies juntillas.

Pasan las semanas y la imagen que los Colts están dando dentro del campo no es la mejor. Se han perdido cuatro de los siete encuentros jugados. Los tres que se han ganado ha sido contra rivales divisionales, y sólo en uno de ellos (contra los Texans y con Matt Hasselbeck como QB titular) han dado buenas sensaciones con un football sostenido.

Nadie podría imaginarse a principios de agosto que la situación del equipo sería tan preocupante. Los expertos calificaban la agencia libre de los Colts como una de las más agresivas y de las que se podía sacar mayor partido. La plantilla se llenó de veteranos de renombre, aprovechando que la generación de 2012 aún mantenía sus contratos de novato. Había espacio en el límite salarial y se quiso aprovechar fichando gente de la talla de Andre Johnson, Frank Gore, Trent Cole, Todd Herremans o Kendall Langford. Es cierto que algunos calificaban estas adiciones como meros parches a los problemas que el equipo había presentado durante la campaña anterior, pero en general, fueron movimientos aplaudidos por la mayoría de los medios especializados. Sólo Gore y Langford han respondido.

Tras la agencia libre llegó el draft. Desoyendo a las necesidades que el equipo tenía, Ryan Grigson decidió ir a por lo mejor disponible y en primera ronda se trajo a Phillip Dorsett, receptor de la universidad de Miami. El de la U es un buen speedster muy similar a T.Y. Hilton y juega en una posición que no era de las más necesitadas precisamente. Dorsett se lesionó el domingo en el partido contra los Saints, rompiéndose la tibia. Dicen que estará de 4 a 6 semanas fuera de los campos de juego. Al final de la segunda ronda, Grison cambió su elección por una de las primeras de la tercera (un movimiento bueno, en principio) en la que se hizo con D'Joun Smith, que aún no ha jugado y acaba de regresar de la injured reserve. Los siguientes picks en tercera, cuarta y quinta ronda sí que han sido un acierto. Anderson, Geathers y Parry, sobre todo el primero, se han aclimatado al ritmo de los profesionales nada más salir al campo. Josh Robinson estaba gustando hasta su lesión. Amarlo Herrera está en el practice squad. Hay que bajar hasta la última selección para ver un refuerzo a la línea ofensiva, una de las unidades más necesitadas. Todavía es pronto para poder asegurarlo, pero hasta el momento no parece que haya sido el mejor de los drafts.

A pesar de lo difícil que es hacerse una idea realista de lo que sucede en los partidos de pretemporada, los Colts plantearon varias preguntas, algunas contestadas (como por ejemplo si Matt Hasselbeck iba a ser capaz de jugar si fuera necesario) y otras aún en el aire (como los problemas de la línea ofensiva).

Las sensaciones que han dado durante la temporada regular no han sido las mejores, pero al final, lo que cuenta son los resultados, y éstos no han sido buenos. Tres victorias y cuatro derrotas no es el récord que uno querría para su aspirante a campeón; pero incluso más allá de los resultados, se ha visto con claridad que la plantilla ni es tan buena como nos hicieron creer, ni tampoco juega al nivel esperado. Da la sensación de que durante los últimos tres años las genialidades de Andrew Luck han tapado los defectos estructurales de un equipo sin un verdadero rumbo. Cuando Luck ha fallado, el resto del equipo se ha derrumbado sobre sí mismo. Hay varias razones que podrían estar afectando al rendimiento de Andy. La presión a la que se ve sometido dentro y fuera del campo. La mala relación entre el dueño, el director general y el entrenador principal. La mala disposición táctica y técnica. La falta de talento de su línea ofensiva. La lesión en el hombro. Todas ellas razones que apuntan a varios nombres en concreto.

El ambiente está crispado. Este domingo Jim Irsay y Ryan Grigson se echaban los trastos a la cabeza en mitad del vestuario. Este domingo, el discurso motivador de Chuck Pagano se convirtía en una serie de improperios y gritos. Las cosas están calientes y no se salva nadie.

El propio Pagano es el más comprometido de todos. Convertido en un mero motivador, es la diana principal hacia la que se disparan la mayoría de las críticas. Es cierto que ha tenido poco o nada que ver en muchas de las decisiones que se han tomado en aspectos deportivos, pero no ha sabido cumplir con su papel. Los inicios lentos y la falta de preparación son ya una marca de la casa tan icónica como su cara de acelga permanente. Siendo como es un especialista defensivo, no ha conseguido montar una defensa que se pueda calificar mucho más allá de mediocre. Es cierto que hasta el año pasado, el equipo ha ido progresando temporada a temporada hasta llegar a la final de la AFC, pero visto con perspectiva parece más que sea "a pesar" de Pagano que no "gracias" a él. No parece que sea el entrenador de carácter que pueda llevar a estos Colts a lo más alto. Y si en algo ha fallado estrepitosamente, ha sido en desaprovechar el talento de Andrew Luck y no ayudarlo desarrollarse como jugador.

Por su parte, el reinado de Ryan Grigson ha estado plagado de luces y sombras. Es cierto que ha traído al equipo a nombres como Andrew Luck, T.Y. Hilton, Donte Moncrief o Vontae Davis, pero también ha sido el responsable de fiascos como el de Björn Werner, LaRon Landry, Darius Heyward Bay, Hakeem Nicks, o el más sonado de todos: Trent Richardson. Este último con el agravante de que parece muy posible que fuera el propio Grigson el que decidiera darle minutos hasta que el desastre fue insalvable. El general manager no ha dejado de interferir en una serie de cuestiones que, al final del día, se le han vuelto en contra. Le impuso a Chuck Pagano a Pep Hamilton como coordinador ofensivo. Ha formado la plantilla sin tener en cuenta a su cuerpo técnico. Habiendo jugado como hombre de línea, no ha sabido construir una línea ofensiva sólida y capaz de proteger a su QB franquicia. Que haya discutido acaloradamente con el dueño al final de un partido y delante del vestuario, no dice mucho en su favor. Pagano está en la cuerda floja, de eso no hay duda, pero Ryan Grigson debería ver su papel muy reducido a partir de la próxima temporada si es que no acaba también en la calle.

Tanto desde la dirección general como desde el cuerpo técnico se ha fallado respecto a los objetivos de este año. Uno de los más importantes, que era formar un equipo capaz de ganarle a los Patriots, no se ha conseguido.

Gracias al nivel de la AFC Sur, es muy probable que los Colts acaben metiéndose en playoffs, y a partir de ahí todo puede pasar. Sin embargo, todo apunta a que, aun ganando la división, cualquier equipo será capaz de eliminarlos en wild card. Visto lo visto, no parece fácil que se vaya a cumplir el objetivo de jugar el Super Bowl.

Hay quién habla de un fin de ciclo. Muchos aficionados piden un entrenador de renombre que sea capaz de llevar a los Colts a lo más alto. Hay varios candidatos que podrían encajar muy bien en el perfil e intentar desarrollar a su plantilla y hacer de ella un equipo ganador. Un estratega que sea capaz de plantarle cara a quién se le ponga por delante y que saque un rendimiento real del talento del que dispone. Un entrenador que devuelva la ilusión y plantee un football equilibrado. Alguien capaz de llenarle de anillos las manos a Andrew Luck. Alguien que, en definitiva, genere unas expectativas y sepa cumplirlas.







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