miércoles, 9 de septiembre de 2015

Perfil de estrella: Andrew Luck, QB.

Andrew Luck #12 - Quarterback
Altura: 6' 4'' (1,93 m)
Peso: 240 (109 kg)
Experiencia: 4
Lugar de nacimiento: Washington, DC
High School: Houston Stratford
College: Stanford

En 2012, tras una temporada para olvidar, los Colts deciden deshacerse de un Peyton Manning que se había perdido todo el año por una lesión en el cuello y usaron su primer pick global en Andrew Luck. Hoy, aquel movimiento puede parecer una decisión fácil. Una decisión que ha redefinido por completo al equipo y le ha dado alas para soñar con lo más alto.

La llegada del QB de Stanford vino acompañada de una total restructuración de la plantilla. A su alrededor se ha intentado formar (de mejor o peor forma) un proyecto a largo plazo. Este año puede ser decisivo para él, pues la directiva ha decidido apostarlo todo con adquisiciones de peso en la agencia libre.

Andrew Austen Luck ha sobresalido allí por dónde ha pasado. Consiguió una de las mejores puntuaciones como jugador de High School. Jugando para Stanford, universidad en la que consiguió la titularidad en su primer año, se definió como uno de los grandes prospectos para la NFL. Su nombre es sinónimo de hype. Hasta el momento, no ha defraudado.

Durante su carrera como profesional no ha hecho más que mejorar. Llegó a un equipo que venía de jugar su peor temporada de los últimos tiempos y lo ha llevado a playoffs desde entonces sin faltar un año a la cita. Junto a él, los Colts han formado uno de los ataques aéreos más afilados y se postulan para jugar el Super Bowl. Ha sabido progresar y los resultados han acompañado, llegando cada año más lejos en las fases eliminatorias.


El año pasado deslumbró con unas estadísticas que lo colocan en lo más alto. En temporada regular consiguió completar 380 de los 616 pase que lanzó (61,7% de efectividad) para 4.761 yardas, 40 touchdowns y 16 intercepciones con un QB rating de 96,5. Por tierra 273 yardas y 3 touchdowns. Ha cometido errores y tomado algunas decisiones equivocadas, pero ya está mostrando sobre el campo todo el potencial que prometió durante su temporada de novato.

Su talón de Aquiles son los turnovers. 16 intercepciones son demasiadas incluso para un tipo que lanza más de 600 veces. Durante el año pasado sufrió con los fumbles forzados. Tiene que mejorar en este aspecto si quiere llegar a ser el mejor QB del planeta.


Sus virtudes son las que desearía cualquier jugador en su posición. Es un líder nato que se echa el equipo a la espalda en momentos clave. Luchador incansable hasta que la derrota es un hecho matemático. Vive con pasión este deporte y lo comprende a la perfección. Es un atleta que trabaja duro, inteligente y responsable. Tiene un cañón en el brazo y no le asusta usarlo. Héroe del big play, sabe leer las defensas y aprovechar los matchups favorables. No le avergüenza obligar al enemigo a cometer penaltis. Tiene buena puntería y desparpajo. Si tiene que salir a correr lo hace con el hombro por delante. Maestro del scramble y escapista con tintes de Houdini, si lo ve claro mantiene la mirada en sus receptores aunque el contacto sea inminente. Andrew Luck, con sus defectos y sus virtudes, es el jugador de football definitivo.

Durante estos tres años se ha curtido en la batalla y ha ganado en fiabilidad. Esta temporada es su prueba de fuego. El equipo se ha reforzado mucho (no todos opinan que de forma equilibrada) con una sola idea en mente, regresar en febrero de San Francisco con un Lombardi bajo el brazo. Una apuesta a todo o nada en la que Luck deberá confirmar la pasta de la que está hecho. No debe temblarle el pulso y tiene mantener la cabeza fría para conducir a su franquicia a lo más alto.

Hace unos años, para muchos aficionados de los Colts era imposible pensar en que llegaría un día, y no tardaría demasiado, en el que un chavalín de Stanford hiciera que nos olvidáramos de Peyton Manning. Luck llegó para sustituirlo, y eso es precisamente lo que ha hecho. Ha recogido el testigo de una leyenda viviente dispuesto a recorrer su propio camino dorado hacia las cotas más altas de la excelencia.





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