LINEBACKERS EXTERIORES: D
Uno de los mayores problemas que ha tenido la defensa esta campaña ha sido el pass rush. La defensa contra el pase ha sido uno de los puntos flacos, y parte de la culpa ha sido la falta de efectividad para colapsar el pocket. La secundaria no ha respondido como se esperaba, sobre todo en los extremos, haciendo más arriesgado ayudar con blitzes a la caza del quarterback.
La posición se veía reforzada con el regreso de Robert Mathis y la llegada de Trent Cole. Dos veteranos a los había que sumar al joven Jonathan Newsome, que venía de hacer una temporada de rookie, cuando menos, sorprendente. Sólo el curtido Mathis ha conseguido cumplir con las expectativas.
Recuperado de una lesión que lo había tenido apartado del juego durante todo el año anterior, Robert Mathis regresaba en la segunda jornada. Nadie esperaba que fuera a jugar como lo hizo en 2013. Su participación ha ido de menos a más. No quisieron cargarlo con todo el peso y durante los primeros partidos lo vimos salir al campo sólo en terceros downs. No ha respondido mal para la edad que tiene, consiguiendo siete sacks, 14 golpes al QB, un fumble forzado y otro recuperado para touchdown. No ha sido el factor de otros tiempos, pero ha sido el mejor pash rusher del equipo. El año que viene será su último año de contrato. Es posible que sea su última temporada. Será un lujo tenerlo en el vestuario y sacarlo al campo con hambre de pasadores, pero la edad no perdona y no creemos que Mathis vaya a ir a más.
Trent Cole llegaba con ganas de comerse el mundo, ganar un anillo y retirarse por todo lo alto. Le ha costado adaptarse y coger ritmo de juego. Hasta los últimos partidos, en los que prácticamente no se jugaban ya nada, no ha empezado a ser algo más productivo. Ha sufrido mucho contra las líneas rivales, superado en todo momento. Tres sacks y siete golpes al QB, dos fumbles forzados, 32 placajes y tres pases defendidos. No ha conseguido ganar ese Super Bowl que tanto deseaba, pero tampoco es que haya hecho mucho para llevar a su equipo al gran domingo de San Francisco. Con el espacio sobre el tope salarial que liberaría su marcha, no sería raro que el año que viene no estuviera en Indianapolis.
Jonathan Newsome tampoco ha cumplido. En su segundo año no ha sabido sobresalir y hacerse con la titularidad. Su reciente arresto por tenencia de marihuana le ha apartado del equipo definitivamente. 14 placajes, un sack, dos golpes al QB, dos fumbles forzados y dos pases defendidos. Hubiera sido interesante mantenerlo hasta el camp y ver si merecería la pena conservarlo, pero el equipo no ha querido arriesgarse con él y tras el arresto ha sido cortado.
El lado fuerte ha estado bien cubierto por Erik Walden. Su trabajo contra la carrera, sobre todo limitando las jugadas exteriores, ha sido más que sólido. Su posición podría mejorarse con la llegada de algún agente libre o por medio de alguna ronda alta del draft, pero creemos que hay necesidades más importantes en las que invertir recursos que la posición de LOLB. En 15 partidos ha conseguido 42 placajes, tres sacks y un fumble forzado.
A esa misma posición ha sido relegado Björn Werner. El germano llegó en 2013 como primera ronda del draft y no ha llegado a explotar en ningún momento como pash rusher. Tampoco ha brillado contra el juego de carrera y cada vez se ha contado menos con él.
No hay que ser muy avispado para darse cuenta de que la posición es una de las más importantes a cubrir de cara al año que viene. Es posible que si hay espacio suficiente en el tope salarial se intente reforzar tanto en la agencia libre como en el draft. En los últimos días hemos podido ver varios mocks en los que se elige a un pass rusher como primera ronda para los Colts.
Es probable que a Mathis no le quede ya mucha gasolina y Walden es correcto, pero tiene 30 años y cubre un puesto que se podría mejorar. Además de ellos dos no hay mucho más de dónde rascar. Si los Colts quieren mejorar sustancialmente la defensa con el aporte de sus linebacker exteriores, más les vale ir pensando en cómo traer talento.
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