miércoles, 8 de julio de 2015

Pieza a pieza (5ª parte, QB/WR/TE).


Hoy nos despedimos del análisis pieza a pieza que hemos realizado sobre las diferentes unidades. Hoy toca despedirse con el ataque aréreo, que ha demostrado ser la parcela clave del equipo y una de las que mejor se han reforzado durante esta offseason.

Parece que Ryan Grigson quiere apostar el todo por el todo. Quiere un equipo ganador que se haga con el trofeo Lombardi en la 50 edición del Super Bowl. Su fórmula es la misma fórmula que ya usó Bill Pollian en tiempos de Manning: reforzar al máximo el ataque y dejar la defensa a la suerte de dos o tres jugadores de calidad.

Podemos criticar todo lo que queramos la fragilidad de ciertos puntos de la defensiva, pero el ataque aéreo de los Colts da miedo, y mucho. Si a uno de los mejores quarterbacks de la competición lo rodeas de armas del calibre de T.Y. Hilton, Dwayne Allen o Andre Johnson, el resultado tiene que ser a la fuerza demoledor. Si a eso le sumas un backfield que abra el campo y represente un verdadero peligro, tienes un ataque que hará temblar a la defensiva más dura.


TIGHT ENDS:

En nuestros perfiles de estrella, hemos hablado ya de la pareja de tight ends formada por Dwayne Allen y Coby Fleener. Juntos, forman uno de los dúos que mejores resultados ha conseguido de toda la competición. En 2014, entre ambos sumaron 1165 yardas y 16 touchdowns.

El juego de los TEs se ha vuelto una parte importante en el ataque de los Colts. Ya sea con pases profundos al centro, con primeros downs cortos, o lanzamientos medios a la endzone, los tight ends han tenido mucho protagonismo dentro del juego aéreo.

Hemos comentado varias veces que Dwayne Allen es un jugador completo que trabaja muy bien recibiendo pero que también sobresale bloqueando como hombre de línea. Es decisivo en distancias cortas y letal dentro de la endzone. Tras un año de rookie sobresaliente, en 2013 se pasó toda la temporada apartado del campo por lesión. El año pasado recuperó parte de la confianza depositada en él, hasta que se lesionó en la jornada 11. Se perdió dos partidos y hasta playoffs no recuperó parte de su nivel. Él mismo ha confesado que el año pasado estuvo a un 70% por culpa de las lesiones. Si consigue mantenerse sano, mejora un poco el trazado de las rutas y mantiene el nivel recibiendo y bloqueando, será una vez más uno de los nombres destacados de la ofensiva.

A su lado, Coby Fleener tendrá que demostrar que puede dar el siguiente paso. El tamaño, la velocidad y la inteligencia no son suficientes cuando las manos traicionan en momentos clave. La fuerza, la facilidad para encontrar el hueco y la química con su QB quedan empañadas cada vez que Fleener deja caer un balón al suelo. Ha declarado que está trabajando con firmeza en mejorar en este aspecto. El de Stanford tiene que dar un paso adelante si no quiere ser la pieza de la que prescinda el equipo cuando apriete el techo salarial la próxima offseason.

Más allá de los dos titulares, la posición tiene cierta profundidad. El año pasado vimos jugar en algunos snaps a Jack Doyle, que no lo hizo nada mal. Es posible que el cuerpo técnico vuelva a confiar en él y lo saque en alguna jugada. Los aficionados piden a gritos que Erik Swoope se haga un hueco en el roster final. El ex-jugador de baloncesto está generando mucho hype y podría ser una opción para luchar por un puesto.


RECEPTORES:

El cuerpo de receptores es una de las mejores unidades con las que cuenta no sólo el ataque, sino todo el equipo. Tras la marcha de jugadores como Hakeem Nicks y el mítico Reggie Wayne, se ha reforzado la posición a base de talonario en la agencia libre y una primera elección en el draft.

Como número uno indiscutible, veremos un año más a T.Y. Hilton. La última temporada consiguió 82 recepciones para 1.345 yardas (16,4 por intento) y 7 touchdowns. Hilton es el presente y el futuro de la posición, pero aún puede progresar. Cuando ha jugado bien lo ha hecho como los mejores. Es rápido, mortalmente rápido, sabe encontrar el hueco y para el tamaño que tiene es compacto y duro. Sin embargo, ha cometido varios drops absurdos y ha tenido algún partido en el que ha desaparecido. A pesar de sus defectos, aún tiene la oportunidad de pulirse y demostrar que puede llegar a estar en la élite de la posición.

El puesto de segundo receptor será para Andre Johnson. El recién traído de los Texans es grande y fuerte y ha sabido sobresalir a pesar de los QBs que le han lanzado. Es el complemento perfecto para Hilton. Es cierto que ya es mayor y quizás le queden un par de temporadas más o tres, pero al igual que otros fichajes veteranos, ha venido con una idea en mente.

Completará el tridente Donte Moncrief, que tiene que afianzarse no sólo como una amenaza profunda, sino como un receptor completo. El año pasado demostró de sobra que tiene madera de receptor y el cuerpo técnico debería confiar en él. Esta temporada tiene que terminar de explotar. Es posible que reciba bastante más carga de pase y tiene la oportunidad de destacar y de convertirse en el jugador que su potencial dice que puede llegar a ser.

Philip Dorsett lo tiene fácil para hacerse un hueco en el roster final. El novato traído desde la U en primera ronda del draft tiene un perfil similar al de Hilton. Es pequeño y muy rápido, un auténtico speedster. Si Johnson ha llegado pensando en el presente, Dorsett debería ser la opción de futuro. No sería raro que Pep Hamilton le diera algunos minutos que justifiquen su elección.

En la pelea estarán también Duron Carter y Griff Whalen. Es muy posible que ambos lleguen a formar parte del equipo, aunque su aporte será secundario. El primero viene de la liga canadiense y trae cierto pedigree, pues es hijo del hall of famer Cris Carter. Aún es toda una incógnita. El segundo ya es casi un viejo conocido de los aficionados. Tuvo un inicio prometedor, pero fue relegado a los retornos, posición en la que ha tenido ciertos problemas.

Varios refuerzos y de muy buena calidad, más el talento que ya había en jugadores jóvenes como Hilton o Moncrief hacen de esta unidad la mejor de todas. Además, la posición cuenta con una profundidad envidiable. Ryan Grigson está apostándolo todo al ataque, haciendo mucho énfasis en el juego de pase y eso se traduce en un cuerpo de receptores que debería ser el terror de las defensivas.


QUARTERBACKS:

No hay duda de que el ataque aéreo cuenta con buenos receptores y tight ends, pero si el juego de pase funciona, si, en definitiva, el ataque funciona, es gracias a su quarterback. Andrew Luck es la piedra angular sobre la que se asienta no sólo la ofensiva, sino todo el equipo.

La pasada temporada regular, su tercer año como profesional, Luck consiguió unas estadísticas que, si no son de élite, se acercan tanto que casi no se nota la diferencia. Completó 380 de los 616 pases que lanzó (61,7% de efectividad) para 4761 yardas (7,7 por intento), 40 touchdowns y 16 intercepciones. Por tierra "sólo" aportó 273 yardas y tres touchdowns, algo menos que otros años. Ha mejorado temporada a temporada y sus mejores partidos están aún por llegar.

Luck ya está considerado uno de los grandes quarterbacks de la liga y aún cuenta con una gran proyección por delante. Salvo tragedia, será el referente de la franquicia para la próxima década. Cuenta con una gran cantidad de virtudes que hacen de él un jugador perfecto para la posición, pero también comete errores que pueden llegar a costar derrotas. Después de tres años de experiencia, sigue tomando algunas decisiones que hacen que nos rasquemos la cabeza al otro lado del televisor. Tiene un problema con los turnovers, un problema en el que tiene que trabajar. Él mismo lo ha reconocido. A pesar de las 16 intercepciones, la gran cantidad de intentos de pase hacen que su ratio no sea tan desastroso como podría parecer; pero el gran problema de Luck son los fumbles. El año pasado toda la ofensiva colaboró en este aspecto. Hasta el bueno de Reggie Wayne aportó su grano de arena dejando que le arrebataran el balón en una ocasión. 13 fumbles le han provocado a Luck en temporada regular, 6 de ellos recuperados por las defensas. Es cierto que muchas veces la línea ha tenido algo que ver, pero el joven QB ha tomado malas decisiones en ciertos momentos en los que viendo al defensa encima debería haber apretado el balón contra el pecho y dejarse tirar al suelo en vez de rifarlo. Es un problema grave, pero es cierto que durante los últimos partidos, ya en playoffs, las decisiones que ha tomado en este sentido han sido más acertadas.

Por otra parte, tiene todo lo que hay que tener para destacar en la posición. Es inteligente, conoce bien el deporte y lee las defensas como un veterano. Tiene un cañón en el brazo y no le asusta usarlo. Podría mejorar la puntería en algunos pases que se le van por alto, pero en la mayoría de los lanzamientos clava el balón en su diana como un rayo láser. Su actitud ante la competición es admirable, es un luchador incansable, un auténtico líder y el motor del equipo. Hace grandes a los jugadores que le rodean, y tiene una madurez envidiable para su edad.

Como no nos hemos cansado de decir, mientras Luck esté bajo centro, el espectáculo estará asegurado. Este año cuenta con un backfield que va a abrirle mucho el campo y no sería raro verle dar el salto al siguiente escalón.

A su lado seguirá el incombustible Matt Hasselbeck. Ante la llegada de Mariota a la división, está por ver si seguirá siendo el segundo mejor QB de la AFC Sur. Más allá de bromas, a pesar de su edad, Hasselbeck ha demostrado ser una opción fiable en el caso de tener que saltar al campo. Esperamos que sólo lo haga para dar descanso a Luck en algún último cuarto.

En la pelea por conseguir un sitio estará Brian Bennet, jugador no-drafteado traído desde la universidad de South Eastern Louisiana que, si no llega a pasar el corte, formará parte del practice squad por si las cosas se pusieran feas y Luck o Hasselbeck se lesionaran. Bennet es un jugador de perfil físico, buen scrambler al que le gusta la read option, pero que debe trabajar duro en su puntería.


El ataque aéreo debería ser el protagonista, un año más, de esta ofensiva. A pesar de todos sus defectos, este ataque consiguió marcar 40 touchdowns de pase en temporada regular, no lo olvidemos. Los refuerzos en el juego de carrera no sólo no van a restarle importancia, sino que le van a dar muchas opciones.

Se acercan las renovaciones millonarias de unos cuantos jugadores clave y, a partir de la próxima offseason, el techo salarial puede ser un obstáculo para mantenerlos a todos en plantilla. Durante esta temporada tendrán la oportunidad de demostrar que son piezas fundamentales del ataque.

Con esta entrada terminamos la serie en la que hemos analizado pieza a pieza, todas la unidades con las que cuenta el equipo. El mes de julio es duro para el aficionado. Poca información y poco movimiento. Así que, aunque seguiremos sacando alguna entrada con las fichas de estrella que aún están pendientes, la actividad del blog se verá aún más reducida. Y en agosto volveremos con las fuerzas renovadas.






No hay comentarios:

Publicar un comentario