Pieza a pieza (2ª parte - FRONT SEVEN).

Puedo escribir los versos más tristes esta noche, dijo el poeta Chileno una vez. Escribir, por ejemplo: "la noche está estrellada, y tiritan, azules, los astros, a lo lejos". Un fragmento que podría ilustrar perfectamente la situación del front seven durante la pasada campaña.

Lo hemos comentado una infinidad de veces, la lesión de Robert Mathis al inicio de la temporada condicionó por completo, tanto al front seven, como a toda la defensiva de la herradura. Se falló estrepitosamente contra el juego de carrera. Se falló cubriendo pases medios y cortos, sobre todo a tight ends y a runningbacks saliendo a recibir desde atrás. Se tuvo que vender a la secundaria con una serie de blitzes constantes que paliaran la falta total y absoluta de pass rush. Así se perdieron partidos con casi 250 yardas de carrera permitidas. Así se perdió la final de la AFC.

La lesión de Mathis se sintió mucho, pero no fue lo único que falló. Uno a uno, no todos los jugadores mostraron el nivel que se esperaba de ellos. Contra ofensivas de media tabla no hubo ningún problema y pareció que la defensa, en concreto el front seven, podría llegar a cumplir bien su papel, pero en cuanto el equipo se enfrentó a ataques de élite, los defectos se pudieron ver a simple vista.


LÍNEA DEFENSIVA:

La última temporada, ésta fue una de las unidades que más necesidades mostró, sobre todo en su centro. La salida de Cory Redding con rumbo a Arizona, y la de Ricky Jean-Francois a Washington, dejó los extremos muy tocados: sin titulares y con poca profundidad. Es cierto que durante esta offseason, se han traído refuerzos para la línea, pero muchos esperábamos la llegada de un recambio para el centro en la primera o la segunda elección del draft.

Para los extremos, Ryan Grigson ha traído un par de hombres muy diferentes que es posible que terminen siendo los dos ends titulares. En la agencia libre se firmó con Kendall Langford, DE procedente de los Rams. Langford no se ha perdido un solo partido en los últimos seis años jugando como titular. Entra en su octava temporada con una racha de 112 partidos consecutivos sin fallar. Su durabilidad es su mejor baza. Durante su carrera ha conseguido unos buenos resultados, aunque es cierto que mirando las estadísticas, se ve un ligero bajón el año pasado. En 2014 consiguió 25 placajes y un solitario sack.

En el lado contrario, es posible que veamos a Henry Anderson, traído en tercera ronda desde la universidad de Stanford. Muchos consideran su elección un auténtico robo. Encaja a la perfección en la 3-4 de Pagano y es un jugador con una actitud ante el deporte que los entrenadores adoran: es inteligente, trabaja como una mula y juega con pasión. Ha impresionado durante los mini-camps y las OTAs y, sin apenas tiempo para tomarle el ritmo a la NFL, tendrá que saltar a la palestra desde el primer día a demostrar su valía.

A pesar de que la pareja formada por Anderson y Lagnford podría dar buenos resultados, la profundidad en el puesto es prácticamente inexistente. En estos momentos los Colts cuentan con el UDFA Camaron Beard, y con Earl Okine, un tipo que fue fichado en 2013 como UDFA por los Texans y cortado antes de que empezara la temporada, que fue fichado por los Calgary Stampeders de la liga canadiense y no llegó a jugar un sólo partido, que fue traspasado a la Arena Football League y que de allí se mudó a la FXFL. Un currículum que habla por sí solo. A menos que uno de los dos suplentes dé un paso adelante o se fiche un veterano de última hora, no habrá profundidad alguna en el puesto.

El centro de la línea no ha cambiado mucho en esta offseason. Como nose tackles puros, los Colts cuentan con Josh Chapman y Zach Kerr. El primero nunca terminó de explotar y mostrar el potencial que parecía que tenía cuando llegó al equipo. El segundo ha ido mejorando según ha tenido oportunidades, pero no es el muro de contención que necesita el centro de la línea.

Como defensive tackles, tres hombres lucharán por hacerse un hueco entre los titulares: Montory Hughes, Arthur Jones y el recién llegado, también de Stanford, David Parry. Es probable que veamos a Jones o a Hughes entrando en rotaciones y en jugadas en las que se coloque una línea de cuatro. Parry está gustando hasta ahora, pero no deja de ser un diamante en bruto.


LINEBACKERS INTERIORES:

El interior ha sido una de las zonas que más ha sufrido de toda la defensa. La pareja formada por Jerrell Freeman y D'Qwell Jackson no ha dado los resultados que se esperaban. Jackson ha estado muy por debajo del nivel que se supone que tendría que haber mostrado. Su aportación contra el pase ha sido prácticamente nula, y tampoco ha sido un revulsivo contra la carrera. Ha tenido algún problema fuera del campo y muchos lo han señalado como una de las piezas más débiles de la defensiva. A pesar de todo, es posible que lo veamos salir como titular un año más. A Freeman le costó cogerle ritmo a la competición y, aunque es cierto que al final de la temporada recuperó el nivel de otros años, en conjunto no aportó todo lo que podría haber aportado.

La salida de Josh McNary y Andrew Jackson dejó hueco para crear profundidad y para intentar traer a algún jugador que pueda poner en aprietos a los titulares. En la agencia libre, Grigson trajo a Nate Irving desde los Broncos, un jugador que el año pasado, a pesar de la lesión que sólo le permitió jugar 8 partidos, tuvo unos buenos resultados. Si se mantiene sano y hace una buena offseason podría ser la respuesta que hace falta junto a Freeman.

Además, Grigson eligió en sexta ronda a Amarlo Herrera. Hay quién dice que el jugador de la universidad de Georgia es tirando a malo, pero su capacidad de esfuerzo y el interés que ha mostrado han gustado mucho entre el cuerpo de entrenadores. Es joven y tiene muchas aristas que pulir, pero es posible que se haga un hueco en el roster final y pueda entrar en alguna rotación para ir cogiendo ritmo y forma.


LINEBACKER EXTERIORES:

En último lugar, nos hemos reservado la unidad que mejor aspecto tiene de todo el front seven. El año pasado el pass rush fue una de las asignaturas pendientes de esta defensiva, pero esta temporada el equipo recupera a Robert Mathis, y también se ha firmado en la agencia libre a un jugador veterano del calibre de Trent Cole.

Además de los dos dinosaurios con los que cuenta el front seven como linebackers exteriores, una serie de jugadores emergentes van a luchar por hacerse un hueco en la plantilla. Jonathan Newsome dio la sorpresa el año pasado y esperamos verlo jugar minutos, porque puede ser una buena apuesta de futuro. Erik Walden se mostró algo irregular el año pasado, pero es más que probable que lo veamos entrar en rotación. Cuando tiene una buena tarde es imparable. Björn Werner no ha jugado como se esperaba de él. Es posible que este año sea la última oportunidad que tenga de ser tomado en serio. El que está generando mucho hype, pero que tiene todo por demostrar, es Daniel Adongo, antiguo jugador de rugby sudafricano y apuesta personal de Grigson.

La vuelta de Mathis, la adición de Cole, y el crecimiento de Newsome dejan la posición en buen lugar. Es previsible que el pass rush vuelva a funcionar como es debido, y eso liberará de mucha presión al resto de la defensiva. No sería una tontería, viendo la profundidad que tiene el puesto y lo limitada que está la de los ends, que se intentara reconvertir a alguno estos hombres para uno de los extremos de la línea.

La defensa contra la carrera sigue siendo una gran preocupación. La línea defensiva tiene que mejorar. En estos momentos genera mucha incertidumbre. Ahora sólo queda esperar a que se pueda ajustar lo suficiente con lo que se tiene y que alguno de los jugadores dé un paso adelante y equilibre un poco las cosas. Parece que los planes de Ryan Grigson apuntan hacia otros tiempos no tan lejanos. La historia ha demostrado que por mucho que se cuente con un ataque devastador, para ganarlo todo hay que tener una defensa compensada y eficiente. ¿Será la defensiva de los Colts capaz de frenar a ofensivas de élite como las de Nueva Inglaterra y Pittsburg, o llegado el caso las de Green Bay o Seattle?

Fotografía: Matt Bowen.